Pizza Romana

La historia de la pizza es larga e incierta: esta famosa comida italiana, de hecho, ha sufrido contaminación y muchas variaciones a lo largo de los siglos.

Ya en la antigüedad, entre los egipcios y los romanos, se usaban bollos aplastados (con o sin levadura), pero decir si realmente se pueden considerar los antepasados de la pizza que conocemos hoy en día, podría ser una apuesta

Lo que es seguro es que uno de los primeros documentos en los que leemos la palabra «pizza» fue encontrado en Gaeta, en la provincia de Latina, y está fechado en el 997. Gaeta está casi a mitad de camino entre Roma y Nápoles.

En el siglo XVI, Benedetto Di Falco escribió que «la focaccia, en dialecto napolitano, se llama pizza«.

Sin embargo, sólo con la llegada del tomate a Italia y el comienzo de su cultivo, la pizza adquirió un aspecto más similar al que conocemos hoy en día.

La pizza romana es también conocida como «pizza romana scrocchiarella», una de sus principales características, de hecho, es la friabilidad de la masa.

Es la pizza más popular en Italia, aunque no siempre es tan reconocible: con el tiempo y con su difusión a escala nacional, de hecho, ha perdido su característica «scrocchiosa». Afortunadamente en los últimos años en la capital se está trabajando duro para devolver a la pizza romana sus características originales.

Veamos, sin embargo, sus características:

• La masa es fina y crujiente;
• El borde es bajo y desmenuzable;
• La masa se prepara con harina de trigo blando, agua, levadura, sal y aceite de oliva;
• Se despliega con un rodillo;
• El horneado es más largo para que la masa sea más crujiente.

La pizza romana puede ser horneada en una sartén o en una paella. Sus condimientos son casi infinitos, pero entre los clásicos está la variante con tomate, mozzarella, anchoas desaladas, albahaca, queso pecorino y pimienta.

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